El «Pan por Díos» es una costumbre que aparece en Portugal en el siglo XV, pero cobró fuerza tras el terremoto de 1755, en Lisboa, precisamente el 1 de noviembre. La ciudad fue asolada por la hambruna, lo que reforzó, entre los habitantes, la necesidad de compartir los alimentos con los más necesitados. Así, los necesitados recorrieron las calles de la capital pidiendo «Pan por Díos». La tradición dicta que los niños salgan a la calle el 1 de noviembre para pedir «Pan para Dios» de puerta en puerta, recitando versos o canciones, y a cambio reciben pan, pasteles o frutos secos. Para mantener la tradición, el Museo del Pan celebra este día con un juego y un premio especial para los más pequeños.